«La clave está en factores como la exclusividad o la edición limitada”, razona Aguileta de la Garza. «Aunque sea de Topshop, un precio tan elevado ya implica una barrera de entrada para la consumidora habitual de la marca. Lo importante es el deseo, y ahí reside el desafío. ¿Marcas como Topshop, Zara o H&M generan deseo? Nunca hay que subestimar al comprador y sus expectativas de gasto, siempre y cuando sobre la mesa haya algo más que ropa», afirma.
«Hasta ahora, estas marcas apostaban solo por el precio y la rapidez, pero si apuestan por la diferenciación creativa se pueden convertir en máquinas de seducción aún más eficaces», explica Aguileta de la Garza. «Y la seducción, en el lujo o fuera de él, es la fuerza que mueve la maquinaria de la industria», concluye.