El término apropiación cultural y la moda han tenido varios desencuentros en los últimos años. La razón, el hurto sistematizado -y para algunos ofensivo- de elementos culturalmente ajenos que terminan siendo reducidos a simples elementos estéticos.
Una industria como la moda que vive de las contradicciones, cambia constantemente y se inspira con la finalidad de marcar la diferencia, seducir o de expresarnos individualmente, siempre ha sido acusada de esto porque lo lleva haciendo durante años.
Las marcas poco a poco son más conscientes del impacto negativo en la clientela al traspasar la delgada línea entre el homenaje y la apropiación.
La entrega más reciente llega de la mano de la marca española Bimba y Lola con su última colección de primavera-verano, en donde recrea una inspiración africana bajo el hashtag #ThisIsMaasai. En ella se aprecian rostros y siluetas de hombres y mujeres masáis literalmente estampados en vestidos y bolsos con nombres de producto como “bolso bowling caras”, “bolso labios” o “neceser caras étnicas”.
¿Es válido utilizar la fisionomía de una tribu minoritaria para adornar una colección? ¿Hasta qué punto una marca de moda puede reivindicar algo que no le pertenece?
El exotismo en la moda no es nada nuevo y su debate tampoco. Paul Poiret hizo una carrera en base a ello, colecciones de Yves Saint Laurent recrearon culturas y vestimentas tradicionales y recientemente varios diseñadores como Isabel Marant, Dolce Gabbana o Tory Burch se han metido en aprietos al producir diseños o campañas que no son del todo respetuosos con el origen de su inspiración.
Se habla de apropiación cultural cuando se adoptan elementos de otras culturas diferentes a la propia, de forma descontextualizada y generalmente estereotipada.
Según la profesora Helene Shugart de la Universidad de Utah se habla también de apropiación “incluso cuando la táctica no tiene la intención de deconstruir o distorsionar los significados y las experiencias del otro”
Este hecho, perpetuado por la cultura dominante, genera una relación asimétrica, un miembro constantemente busca “exotizar” al otro. Banalización, racismo, poder y posición de privilegio son otros de los tópicos asociados, aunque estos no siempre operen y sean válidos en todos los casos.