Empoderamiento. Es el primer argumento que los entusiastas enarbolan al defender una pieza del armario femenino que sirve para modificar o alinear la silueta. Sexy, suele ser el segundo, validando la idea de mostrar o sugerir públicamente lo que suele estar oculto, en este caso el cuerpo o al menos una idea de él. “El corsé es opresivo solo cuando se lleva por obligación…cuando se despoja de su función inicial, se convierte en un símbolo de liberación sexual” declaraba Madonna sobre el afamado corsé de pechos cónicos y los diseños de Jean Paul Gaultier para su gira Blond Ambition de 1990.